lunes, 22 de febrero de 2016

SIGLO XXI: DEL SAPIENS AL HABILIS.





La habilidad del humano del siglo XXI ya no consiste en cazar o construirse su vivienda para protegerse de las inclemencias y los depredadores, ahora vale ser un torpe para todo menos para ganar dinero. Puedes permitirte el lujo de no leer poesía y no pasa nada. Puedes no interesarte por la música poco comercial y no pasa nada. Puedes ir de viaje sólo al caribe o a las canarias a tomar el Sol, en vez de ir a ver piedras y algo que llaman cuadros o arte, y no pasa nada. Te puedes interesar sólo por películas filmadas en el siglo XXI y dejar de ver las grandes obras maestras del Cine del anterior siglo, y no pasa nada.

Nos han inculcado la idea de que la cultura se obtiene cuando te dan un título universitario; así pues, los que no poseen ningún diploma expedido por la universidad no se los puede considerar cultos. Siempre pensé que una persona culta era aquella que se cultiva intelectualmente, para lo cual debe intentar comprender tanto las ciencias como las letras y el arte. En el Renacimiento estaba muy claro lo que era un individuo culto, ya que mostraba habilidad tanto para las ciencias como para el arte y las letras. Hoy llamamos culto a un especialista universitario. Tal vez deberíamos llamar a un graduado (o licenciado), que se ha dedicado a memorizar datos y resolver problemas específicos, simplemente "hábil" en esa materia. Por ejemplo: un graduado en filología sería un hábil en esa lengua, un graduado en matemáticas sería un hábil en esa ciencia formal, un ingeniero de caminos sería un hábil para proyectar obras civiles, etc. El problema radica en que la mayor parte de la sociedad piensa que las personas cultas de hoy son esos hábiles que he descrito antes; y por lo tanto, quien no se ajusta a ese baremo no es una persona culta. Creo que se confunde cultura (o inteligencia) con habilidad, por eso catalogo al hombre de hoy como homo habilis más que como homo sapiens.

Me temo que los grandes pensadores de la Historia en el mundo de hoy se quedarían en meros escritores de ensayos sin ninguna influencia en la sociedad actual. Imagino que aquellos antepasados, que se dedicaban a cultivar su intelecto y a encontrar un cierto sentido a su vida, en el mundo de hoy no entenderían por qué la gente se dedica a trabajar ocho horas al día en empleos, que no siempre son de su agrado, compitiendo contra los compañeros en muchos casos, y dan sentido a su vida oyendo a Belén Esteban filosofar en la televisión.

Muchos estudiantes de la universidad, hoy, no tienen tiempo para leer un buen libro, que no esté relacionado con la materia que estudian. A la élite intelectual del país, los universitarios, no les dejan tiempo para cultivarse, bien leyendo, bien desarrollando una actividad artística. Las exigencias del mundo actual no van encaminadas a fortalecer la cultura de sus universitarios. Sólo interesa que la universidad sea una fábrica de hábiles en una sola materia; se manipula mejor a idiotas especializados que a estudiantes cultivados, con capacidad crítica. La revolución telemática ha logrado exterminar la inquietud intelectual del homo sapiens para convertirlo en homo habilis consumista, y así hacer involucionar la especie.