martes, 17 de marzo de 2020

EL VIRUS MÁS MORTÍFERO ES EL MIEDO





El miedo matará más gente que el virus. El peor virus que nos puede entrar es el Estrés, sin duda. Si preguntas a cualquier médico sobre lo que debes evitar para tener una vida sana, lo primero que te responde es que intentes evitar el estrés. No hay peor infección que la que te inunda de miedo y estrés. Y sobre todo no tenemos que olvidar que la peor Pandemia que hay en el Mundo es el hambre, al que Occidente nunca pondrá remedio. 24000 seres humanos mueren de inanición AL DÍA en el Mundo, y el 80% de ellos son niños menores de 5 años. Mientras que cada día la pandemia del hambre asola a la Humanidad, nosotros, los acomodados ciudadanos del mundo desarrollado, ahora vivimos preocupados del coronavirus, otrora del paro, o de la mensualidad del PPV para ver el fútbol o el Netflix.

A veces siento vergüenza por pertenecer al mismo género que los políticos, grandes empresarios y maleducados hijos de occidentales acomodados. Me gustaría que reflexionáramos un poco acerca de esta situación y nos diéramos cuenta de que ahora más que nunca somos "masa borreguil" manipulados por los medios y actuando con miedo a contagiar o contagiarse de un virus que puede hacer desaparecer nuestro gran bienestar.

En la Edad Media el Clero, con su gran poder, nos hacía vivir con miedo al Infierno, porque la vida terrenal no era ni por asomo la misma que en el siglo XXI, siempre refiriéndose a Occidente. El Clero prometía un Cielo para todos aquellos que fueran creyentes y se sometieran a los dictámenes de la religión católica apostólica y romana. Ahora casi nadie cree en el Cielo y en el Infierno; se nos manipula con el temor a perder el paraíso terrenal que habitamos la minoría acomodada occidental.

En el fondo, creo que la especie humana es incapaz de evolucionar socialmente en un nivel global. Creo que el temor a perder nuestra acomodada vida nos puede hacer desaparecer como especie, porque el Mundo subdesarrollado no tiene la capacidad de destruir el Planeta como la tiene el Mundo desarrollado, bien con un virus de laboratorio, bien con armas nucleares o bacteriológicas. Seguramente el niño que muere de hambre en este mismo minuto en que escribo estas palabras desconocía los efectos del coronavirus y otras muchas cosas, pero de lo que estoy seguro es de que la corta vida que ha tenido ha sido lo más parecido a ese Infierno con el que el Clero amenazaba a los infieles en la Edad Media.

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