martes, 13 de septiembre de 2016

NACER CON UN SMARTPHONE EN LA MANO





Nacer en un lugar u otro determina, en gran medida, nuestro futuro bienestar; no es lo mismo salir del vientre de tu madre en una pestilente morada de un país del denominado tercer mundo que ver por primera vez la luz en un limpio hospital del llamado primer mundo. Lo que parece evidente es que el que nace en estos principios del siglo XXI, además de hacerlo con un pan bajo el brazo, se va a encontrar con múltiples "comodidades" derivadas de los constantes avances tecnológicos. Todavía recuerdo aquel tiempo pasado, no tan lejano, en el que no había teléfonos móviles, tampoco internet, la televisión tenía contenidos y generaba poca basura. En esa misma época escribíamos cartas con sellos a nuestros amigos lejanos y poemas de amor para aquellas personas que creíamos amar. Éramos capaces de quedar en un sitio a una determinada hora sin whatsapp ni facebook.

Los tiempos siempre cambian al paso de varias décadas (y si no que se lo digan a la nobleza de Francia al final del siglo XVIII), pero en este siglo las cosas se modifican al paso de lustros, e incluso trienios. De hecho, hace una década aún no nacían los niños con un smartphone en la mano; todavía jugaban con un balón en alguna cancha de cemento de su barrio. Ahora juegan, tanto niños como adultos, a capturar pokemons por la calle con sus potentes móviles. ¿Qué sucederá al paso de otra década o de dos?.

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