jueves, 1 de octubre de 2015

CONSUMO LUEGO EXISTO





 A principos del siglo XVII Descartes afirmó: "cogito ergo sum" (pienso luego existo). El racionalismo era una corriente de pensamiento que tomaba la razón como la mayor fuente de conocimiento para el ser humano; en contraste con el empirismo, que consideraba la experiencia sensible como la más importante formación de los conceptos.

En el siglo XXI, la ausencia de corrientes filosóficas de relevancia me conduce a creer que la famosa frase de Descartes "pienso luego existo" se podría actualizar quedando como "consumo luego existo". En la sociedad occidental se consume todo; es muy raro sentarse a pensar sin más, por el mero placer de reflexionar. Es más común consumir, pues resulta menos costoso (no desde el punto de vista económico, sino intelectual); es algo habitual y diario, difícil es el día en el que no consumimos nada.

En la evolución de la especie humana, el mayor salto se podría situar entre el homo habilis y el homo sapiens (salvando los matices científicos); el primero "sabe", mientras el segundo "sabe que sabe", es decir, surge lo que se puede denominar "reflexión" (darte cuenta de tu condición humana y tener la capacidad de pensamiento abstracto). Imagino que los primeros homo sapiens se sentirían como aquel estudiante de matemáticas que comprende la definición de espacio topológico (generalización del espacio métrico y euclídeo) o como ese niño que logra mantenerse vertical en la bicicleta de dos ruedas; era un salto de una magnitud sin precedentes para la humanidad. Por otro lado, el homo sapiens no sabía que, al paso de algunos milenios, se iba a convertir en homo consumista. La evolución humana (o tal vez debería decir la involución humana) ha dado un paso hacia atrás muy significativo, sin muchas posibilidades de rectificación. Ahora, en el siglo XXI, si no "consumes" no "existes", casi nadie se detiene a pensar, recapacitar, reflexionar o contemplar, ya que en estos tiempos toca "consumir" para favorecer la economía, el bienestar familiar; en fin, para ser feliz.

La felicidad ha pasado de ser algo que se obtenía mediante logros intelectuales y sentimentales a ser algo que se consigue a través del "consumo", tanto en centros comerciales como de internet o televisión. Pocos se dedican a pensar sin un fin materialista, con facilidad confundimos el consumo racional con el consumismo, nadie se preocupa por equilibrar la balanza entre lo material y lo intelectual (siempre se inclina hacia lo material, pues los valores intelectuales están por los suelos en una sociedad cuyas miras están puestas en Belén Esteban y Felipe de Borbón). Incluso en las universidades (o fábricas de idiotas) encontramos la prioridad de lo material frente a lo intelectual. Solamente hay que preguntar por sus aspiraciones a los estudiantes y descubriríamos que su mayor preocupación no es entender los conceptos importantes de las materias que estudian, sino aprobar para tener un título, diploma con el cual poder obtener un puesto de trabajo por el que perciban más dinero que un operario de una fábrica o un auxiliar, así poder "consumir" más y mejor que ellos. Me parece una triste pena que personas que hayan cursado unos estudios universitarios no alcancen un nivel intelectual mínimo, con el cual sepan distinguir la riqueza de la pobreza, no material. Muchos de nuestros licenciados (hoy graduados) no saben expresarse con fluidez, ni escribir una simple carta a sus amigos, que no sea con el lenguaje de signos y apócopes, incomprensible para un universitario de antaño; pero lo más grave es que, muchos de ellos, consideran "friki" a todo aquel que vive preocupado por lo intelectual más que por lo material.

El homo sapiens ha sucumbido ante este mundo capitalista y se ha transformado en homo consumista; espero poder recuperar, en lo que me queda de vida, mi condición de sapiens, ya que con ella, y sólo con ella, podré alcanzar los niveles de satisfacción que, supongo, tuvieron los primeros homo sapiens en la historia de la Humanidad.




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